ushanan jampi
Biografía del autor :
Enrique López Albújar

Cuentos andinos es una colección diez narraciones breves en los cuales el autor vierte principalmente su experiencia como Juez Instructor de la provincia de Huánuco y cuyos personajes son en general los indígenas de aquella región. Los tres jircas transcribe la leyenda popular sobre el origen de las tres montañas que rodean la ciudad de Huánuco. En La soberbia del piojo, a través de las palabras de un anciano, se compara al hombre con ese parásito y se concluye afirmando la necesidad de respetarle la vida. El campeón de la muerte y Ushanan-jampi describen con fuerte acento dramático las modalidades del crimen y la justicia popular de los indios. De índole patriótica, pues se refiere a un suceso de la guerra entre el Perú y Chile (1879-1883) en Huánuco, es El hombre de la bandera. En cambio, relatos como El licenciado Aponte, El caso de Julio Zimmens, Cachorro de tigre y La mula de Taita Ramun tratan problemas sociales, penetrados con hondura y transmitidos al lector con singular poder expresivo. Cómo habla la coca relata las reflexiones de un masticador de esa hoja narcótica que pretende rebelarse contra el vicio, pero, a la postre, sucumbe a él. Del conjunto se destacan los cuentos que muestran el misterioso y a veces feroz espíritu de los quechuas, a los que el autor ha conocido a lo largo de su dilatada labor de magistrado.
Otras obras suyas son Miniaturas (1895), semblanzas de bellezas limeñas; De mi casona (1924), "especie de memoria de un Bradomín criollo y tropical", según frase de Luis Alberto Sánchez; Calderonadas (1930), greguerías de intención satírica; Los caballeros del delito (1937); De la tierra brava (1938), poesías; y Las caridades de la señora Tordoya (1950). También se le debe el drama en un acto titulado Desolación (1916). Obtuvo el Premio Nacional de Cultura en 1950. Entre sus último libros destacan unas Memorias (1966) y la segunda parte del ensayo De mi casona (1966).
ushanan jampi
En la plaza , se habían congregado mucha gente, en
espera del gran acto de justicia, para Cunce Malle, quien era acusado de robo
por tercera vez. Era una burla para la justicia de los Yayas (Ancianos
encargados de hacer cumplir la ley), merecedor de un castigo, ordenaron traer
al ladrón. Lo trajeron maniatado y conducido por cuatro mozos corpulentos ante
el tribunal. José Ponciano, te acusa de haberlo robado una vaca le dijeron los
Yayas. Y como no tienes dinero para pagar, se te embargara uno de tus ganados;
debido a tus constantes robos, eres un peligro para todos; se te aplicara el
Jitarishum ( expulsión del pueblo sin retorno) y si vuelves te aplicaremos el
Ushanan Jampi (pena de muerte). Partieron de la plaza los Yayas, seguido por Cunce Maille y
el pueblo, como si fuera una procesión, después de un cuarto de hora de marcha,
por senderos abruptos, sendero de pastoras y cabras. A orillas del río
Chillán, que separa las tierra de Chupán de las de Obas;El jefe de los yaya
levanto su vara y dijo. Desde este momento, tus pies no pueden seguir pisando
nuestras tierras, porque nuestros jircas se enojarían, y su enojo causaría la
pérdida de cosechas y vendrían pestes. Cruza el rió y aléjate para siempre.

Luego de dos horas de enfrentamiento, el Cunce había matado
a doce comuneros, incluyendo un Yaya; al ver esto los Yayas decidieron
llamar a Facundo, hombre rebelde y astuto; quien entabla una conversación con
Cunce y haciéndolo creer que lo dejarían libre,y se lo reconocería su valor;
facundo hizo bajar a Cunce y halagando su valor, fue a darlo un abrazo; Cunce
se dio cuenta que el enroscamiento de los brazos musculosos de Facundo,
amenazaban con ahorcarlo; al mismo Tiempo que Este gritaba ¡Ushanan Jampi!. Se
enfrascaron en una feroz lucha, Cunce sacando el cuchillo y de una atroz
cuchillada lo corto la lengua, al mismo tiempo que con el otro brazo presionaba
el cuello de Facundo. De pronto ya estaba el pueblo encima, el Cunce intentó
regresar al campanario, pero un palazo a la cabeza lo aturdió y una cuchillada en
la espalda, pero a base de puntapiés y cuchilladas llegó a su casa, al mismo
tiempo que entraba y caía en los brazos de su madre, y la turba le propino diez
cuchilladas y la sangre salpico al rostro de su madre, Suplicando ella, que lo
dejaran.
No contento con los cuchillazos, empezaron a cortar las
orejas, a sacar el corazón, los ojos; y una voz dijo arrastrémoslo a la
quebrada; y con una soga al cuello, comenzó el arrastre, primero por el pueblo
dijeron los Yayas, para que vean como se cumple el Ushanan Jampi.
Después de seis meses puede verse todavía los intestinos,
secos, grasosos y amarillentos, en la puerta de la casa de Cunce Maille,
puestos ahí por mandato de Justicia de los Yayas
Comentarios
Publicar un comentario